Dos de ellos de Kosovo, un territorio donde creo que me he hecho algo conocida por una decisión que tomé hace unas semanas: tatuarme la firma de Vedat Muriqi, uno de los grandes referentes futbolísticos kosovares y a día de hoy el gran ídolo de mi equipo, el RCD Mallorca.Tengo 51 años y hace cinco temporadas me convertí en socia del equipo bermellón, coincidiendo con el regreso del club a LaLiga Santander.